Policiales

Prostituían a mujeres en cabañas para turistas: fueron condenados por la Justicia

Los hombres, un remisero y un guía de pesca, fueron encontrados culpables de trata de personas con fines de explotación sexual.

Dos hombres fueron condenados a tres años de prisión en Corrientes por ser partícipes necesarios en una red de trata de personas con fines de explotación sexual que funcionaba en cabañas de pescadores en Itá Ibaté.

El hecho fue descubierto en 2016 y la condena fue dictada tras un juicio abreviado por el Tribunal Oral Federal de Corrientes. Los hombres, un remisero y un guía de pesca, fueron hallados culpables de facilitar el comercio sexual de mujeres.

Se trata de Jorge Zorondo, remisero oriundo de Misiones, quien fue condenado por ser partícipe secundario en el delito de facilitación de la prostitución en concurso ideal con explotación económica del ejercicio de la prostitución ajena. Además de ir a prisión, deberá pagar una multa de $30.000.

Gonzalo Megines, guía de pesca, recibió la misma condena y los mismos cargos que Zorondo. La investigación había iniciado en mayo de 2016, cuando el jefe de Prefectura de Itá Ibaté, Gustavo Daniel Iglesias, recibió denuncias de lugareños sobre una red de prostitución dirigida por Rita Zapf desde la localidad misionera de Garupá. 

Zapf ya había sido condenada previamente a cuatro años de prisión por haber sido encontrada culpable de trasladar mujeres desde Posadas a Itá Ibaté en remises, donde ofrecían servicios sexuales a turistas alojados en cabañas y hoteles. 

El caso incluyó una serie de allanamientos en dos hoteles en 2016, donde rescataron a 12 mujeres en situación de prostitución y detuvieron a cuatro hombres que trasladaban a las víctimas. Además, los dueños de los hoteles también resultaron imputados.

El modus operandi

La mujer que se encargaba de dirigir la red de trata, Rita Zapf de Cassia, trasladaba a mujeres desde Posadas hasta Itá Ibaté en remises, con el objetivo de que estas ofrezcan servicios sexuales a cambio de elevadas sumas de dinero a los turistas que se alojaban en la localidad correntina.

A su vez, Rita coordinaba con los dueños y gerentes de los hoteles o cabañas la cantidad de mujeres solicitadas por los turistas. Luego contrataba remises para su traslado hasta el lugar, incluyendo la tarifa de traslado en el precio con los turistas.

Luego de algunas horas, las mujeres regresaban en el mismo remis hasta Posadas. Tanto Rita como los remiseros cobraban un porcentaje a las víctimas por sus “gestiones”, con precios que alcanzaban los 200 dólares.

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