Chaco
Adiós a un ícono: La Espiga de Oro cierra sus puertas tras 92 años de tradición panadera en Resistencia

Fundada en 1932 por un inmigrante alemán, la panadería familiar dejó un legado de calidad artesanal y vínculos comunitarios. Su horno de leña, el último en la ciudad, se apagó definitivamente.
Este jueves 20 de mayo, La Espiga de Oro —emblema gastronómico y cultural de Resistencia— cerró tras nueve décadas de actividad ininterrumpida. Su historia comenzó en 1932 cuando Federico Boehringer, panadero formado en Alemania, y su esposa abrieron un local en su propia casa de la esquina de San Lorenzo y Obligado. Más tarde se mudaron a avenida San Martín 274, donde se convirtió en un símbolo del barrio con su horno de leña —único en la ciudad— y sus recetas libres de conservantes.
Claves de su identidad:
- Tradición artesanal: Panes como el viena, anisados, borrachitos (con vino moscato) y miñón, cocidos en ladrillos refractarios.
- Tres generaciones: Federico, su hijo (que dejó la veterinaria por el negocio) y Diana Boehringer (arquitecta que asumió el legado).
- Relación humana: “Era un ritual ver llegar a abuelos, hijos y nietos por su pan caliente”, recordó Diana.
Razones del cierre:
- Pandemia: Perdieron a un empleado por COVID-19 y las ventas cayeron un 40%.
- Competencia desleal: Franquicias con precios bajos y producción industrial.
- Pérdidas económicas: $10 millones mensuales en los últimos meses.
Últimos días:
- El jueves 19 fue la última jornada de atención; el viernes, 10 empleados (algunos con 30+ años de antigüedad) recibieron la noticia por carta documento.
- La última hornada se donó a comedores barriales.
- Diana confesó: “Me agarró una nostalgia instantánea al no escuchar los ruidos del horno”.